Si observamos a una persona realmente feliz, lo podemos encontrar construyendo algo por lo que siente admiración o deseos de tener en su poder, o bien sembrando dalias o flores -si es que le gusta- en su jardín o macetas de su terraza, o en busca de huevos de dinosaurio en el desierto del Gobi. Lo que no hará jamás, es buscarla tratando de encontrar algo -que en su momento perdió. que carece de importancia, en su medio ambiente. No luchara por ella como un fin en si mismo. Se habrá dado cuenta que es feliz, en el curso del vivir plenamente la vida, las veinticuatro horas del día.
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