Vejez
La piel solo es un artilugio de las mil sonrisas.
Cuando las voces tiemblan en sus ecos que quedan
en las rocas,
es el alma la templanza justa quien dicta cuánto ama
el corazon
en la noche,
en los días,
porque se secan los labios en el amanecer de los
cuerpos,
pero nunca cesará el grito inmaterial del amor infinito,
ni se secarán las vertientes que recogen las aguas,
en los altos
de las montañas.
Se construye el sentimiento mas profundo no importando
el relieve de las manos,
ni menos el color de los cabellos que se pintan del blanco
de las nieves,
porque cuando todo es verdadero, se ama hasta
que duermen los ojos, esperando caminar entre
vergeles bellos,
que ha sembrado el padre de todos los cielos.
Seremos como el tronco retorcido de los parronales
que entre brisas sus brotes vuelan,
porque el amor cuando es verdadero,
jamás parte,
jamás muere.
Es la vieja escuela donde la tiza escribe en los pizarrones
de
la existencia,
te amaré aunque nuestras voces acallen en las noches
sin luna llena.
Es nuestro canto,
es nuestra promesa de amarnos, aunque nuestra piel
solo sean
surcos de viejas callezuelas.
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