Ya no vibran en mis manos, aquellas promesas sutiles, pronunciadas tan solo por mero compromiso...
Ya no muestro, aluviones de sonrisas forzadas, que afloran con la finalidad de paliar el olvido o el dolor...
Mediante las ventanas de mis ojos, he podido contemplar
de nuevo, esos tonos amarillos y ocres que nos regala la nueva estación otoñal.
Va desapareciendo el rumor del mar, se está preparando, para entrar en la nueva estación, soportando consu acostumbrada parsimonia,
esas tardes preñadas de silencio.
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