Deslizo mis manos por tu cabello color castaño claro, acaricio tu semblante y beso tus labios sensuales. No está en mi ánimo el deseo de abrir los ojos. Recorro a tientas tu cuerpo bronceado por el sol del reciente verano. Has de saber que me siento muy reconfortado al disfrutar de tu presencia. Si pudiera penetrar en el fondo de tu alma, seguro estoy que mi situación embargada por la soledad, se vería disipada con creces. Está en mi ánimo mantenerme bajo el influjo de tu presencia, pues viene a ser muy parecida, a la primera luz que por fortuna comtemplaron mis ojos.
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