Uno de los enemigos número uno de los proyectos ilusionantes es el hábito de aplazar, un trastorno anímico denominado también abulia. Quien lo padece se ve incapaz de administrar el tiempo de forma realista, por lo que nunca encuentra el momento de hacer aquello que se ha propuesto. La persona abúlica no ha perdido el oficio de soñar, pero suele abrumarse ante el inicio de un proyecto. Para aplacar la angustia que le produce, decide aplazar una y otra vez su inicio. Esto representa tener una actitud al miedo y al fracaso, porque no confía en llevar el proyecto a buen término.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA