Te considero y comparo, con el viento liviano y viajero
del amenecer. Eres mujer de alto y largo vuelo, como
las águilas imperiales, tu poderío y fuerza es inagotable,
eres para mi como un enigma que se pierde en un temor
inmenso y verdadero. Espero que cualquier mañana, un
rayo de sol, me despierte de ese encanto. Llegado ese
momento, se verán truncados los desvelos, para penetrar
en el interior de una mágica dulzura, y de tu alma hinchada
como una vela por el viento de mis suspiros. Debido al
silencio frío y calculador, terminas abriendo el portal
de mis sentimientos, incitándome al suplicio del para
nada deseado encierro.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA