Llegaste a mí pausado, silencioso ardiente y colosal fue mi elocuencia desatando la fría indiferencia que mostrabas altivo y desdeñoso.
Volviste como ayer, más misterioso dócil jazmín mi clara confidencia que estalló en una amable delincuencia cual lúbrico portal..., pecaminoso.
Me envolvió gravemente tu cariño en dulce distracción mi piel de armiño ¡Oh! las suaves caricias tan fecundas...
Un destello jugó en tu faz de niño y hubo en la cárcel gris de mi corpiño un temblor de palomas moribundas.
Norma Alicia Estuard
No es arrogancia amiga.
No es arrogancia amiga como te pienso, ni es mi mente quién te moldea y te elabora aunque en mis sueños te veo muy claramente me apena tu fría indiferencia y el cruel suspenso.
Yo he vuelto justo cuando la vida te incorpora, al momento en que mis ojos te ven, aunque cerrados, a la historia de nuestras letras, al amor de cada hora, con mi alma despierta y los sentidos desatados.
Y hoy tranquila yo te miro apoyada a la baranda, pregunto si aún recuerdas mis caricias más fecundas que pusieron en tus ojos los destellos del cariño.
Y no importa si en la cárcel gris de tu corpiño aleteen moribundas mis dos preciadas palomas siempre tendré en mis ojos, por ti el mismo cariño.