¡Cuanta luz te brindo el día, al saber de tu nacimiento!.Nunca olvidaré, aquel momento que te encontré entre lirios, claveles azucenas y rosas.
Tus ojos de color caramelo, tu boca de granada en flor, el
semblante sereno y dulce, demostrando tu deseo de querer
ser amada.
Estaré agradecido a tu madre, por haberte dado la vida,
pues desde ese preciso momento, logró añadir la flor más
hermosa del jardín del amor.
Al estar a tu lado, me siento quijote con armadura de
lirios, e ilusiones doradas.
Cuando por acusas ajenas a mi voluntad, deba ausentarme
has de saber, que te quiero del mismo modo que lo hice en
vida.
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