Hace ya bastante tiempo, que sigues anclada en mis sueños,
varada en la fina arena de mis sentimientos. Enajenado quiero sentirme pata evitar, en la medida que sea posible, tanto dolor,
de ese modo, podría seguir caminando por los senderos y
vericuetos de la vida, con mejor talante.
Creo y entiendo, que llegó la hora de de ver adornada la
tarde con tu presencia.
Difícil resulta poder encontrar luz tan agradable, como la
que se desprende de tu mirada tan especial.
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