Permanecí a la espera, comprobé que aún, tenía en mi
poder, mi chistera y el conejo, en cambio, había perdido en el
camino,una buena parte importante de mis sueños.
Tan solo, me quedaba un par de ellos, que se resistieron
a salir de mi ajada mochila..
No pude encontrar a pesar de mi insistencia, mis viejos y
cómodos zapatos preferidos para mis largos paseos.
Ni la cantimplora con sabor a besos..
¡La vida, en ocasiones, se nos va, en pronunciar discursos,
lo cierto es, que de poco o casi nada nos ha servido!!
No debemos convertir las angustias, en canto clandestino,
ni convertirnos en equilibristas mentirosos.
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