Nadie intenta recordar la voz del narrador, que decidió
ocultarse de las miradas un tanto impúdicas, y las palabras,
que suelen ensuciar el pensamiento limpio y claro.
El, tan solo lograba escuchar, un ligero retumbar de tambores
procedentes de los titiriteros del corazón..
A su mente, acudía una escena rara, mediante la cual,
contemplaba en la distancia, como perdían sus escamas, unas preciosas sirenitas...
heridas, por la fuerte marea que azota el acantilado.
Sentía, cierto dolor en sus manos, algo cansadas de separar soledades,
alentando los deseos, de recibir alguna que otra caricia, y unos
besos sinceros, de esos labios que ríen y lloran.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA