Cuando actuamos para cumplir nuestros deseos inmediatos, sin tener en cuenta el interés de los demás,desmoronamos la posibilidad de alcanzar una felicidad duradera.
Si por ejemplo, vivimos en vecindad con otras familias, y no pensamos ni un solo instante en su bienestar, nos privamos de la oportunidad de beneficiarnos de su compañía.
Otro modo, sería a la inversa: si cuando conocemos a una persona, se nos presenta la ocasión de defraudarla, y la aprovechamos, lo más probable es que hayamos destruido del todo, la posibilidad de beneficiarnos a corto o largo plazo de una interacción continuada con ella.
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