A través de la observación de una flor, podemos
penetrar en la realidad sutil de las cosas. borrando
la frontera entre el observador y lo observado:
" Conocer la flor es convertirse en la flor, ser la flor,
florecer como ella y gozar de la luz del sol y de la
lluvia. Cuando se hace esto, la flor nos habla y de
ese modo conocemos sus secretos, sus alegrías y
sufrimientos, es decir, toda su vida vibrando dentro
de si misma. No solo eso: junto a nuestro conocimiento
de la flor, podemos conocer los secretos del universo,
lo que incluye los nuestros, Yo que he venido eludiendo
hasta ahora mi persecución de toda la vida porque me
he dividido en una dualidad: el perseguido, el objeto
y la sombra".
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