Sin apenas desearlo, sin apenas intención alguna, me tropecé contigo en plena primavera...era una tarde de sol delgada y fina, y fuiste desde ese preciso momento enredadera y lazo para mi cintura...
Me ofreciste, la sonrisa de tu cara, y la dulzura de tu mirada, yo en cambio, te entregué la sal de mi adorada salina.
Tan solo, días después, decidimos navegar juntos sin bandera, por el mar de las rosas y las espinas...Pasamos en apenas dos meses, a ser dos ríos, sin juncos en la ribera, pero vacíos, para la boca torpe de alguna gente..
Y por detrás, nos contemplaba dos lunas, fuimos dos bocas enlazadas...dos arcos de amor de un mismo puente!!
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA