Fue la tarde sin lugar a duda, quien decidió esconder
en su penumbra los sentimientos, con la finalidad,
de verlos disipados.
En ocasiones, el cansancio, no tiene fuerza suficiente
para enfrentarse a la ternura.
Para ello, solemos esperar que nuestro corazón,
se vea fortalecido, y despierte el alma, saliendo de su gran vacío.
Solemos desear, ser de nuevo nosotros mismos, para
enfrentarnos a la realidad, logrando apaciguar la tormenta
que se apoderó de los sueños y nuestra voluntad .
¡Odiamos pasar de la tranquilidad relativa, al desasosiego,
para comprender, que no existe nada reconfortador, que
sirva de paliativo!!
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA