Apuñalar con lágrimas de la desesperación, llevar la librea
llamativa de éste siglo mezquino, y dejar, que las manos más
viles, nos roben nuestro tesoro, aprisionando nuestra alma
en las redes, de una cabellera de mujer,con escasos escrúpulos, y no ser más que
un mercenario de la fortuna, no debe ser una situación que
nos pueda gustar a la inmensa mayoría...
Todo ello, viene a significar menos, que la ligera espuma
que juguetea al llegar a la orilla, menos que la cresta del cardo
desprendida de su tallo.
Más vale, mantenerse apartado de esos deseos necios, que
intentan burlarse de nuestra vida sin conocernos...
¡Es preferible un techo humilde, levantado para dar cobijo a
un alma buena, que otro construido, para soportar el mal proceder
y la maldad infinita!!.
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