La contemplé escorada a estribor...
Ella, se mantenía con parsimonia, a la espera de la subida de la marea.
De ese modo, regresaría con la misma alegría de cada día, a su sutil
balanceo.
La contemplo en su descanso, y aprecio que tiene su mirada puesta
en la lejanía, lugar donde se divisa el devaneo del oleaje con cresta
de espuma blanca.
Ella, desea surcar el lugar de sus sueños, donde el mar, se muestra
embravecido, y el cielo se acerca a ella, tendiéndole su manto.
Cuando llegó el momento de la partida, me limité a contemplarla
con serenidad, viendo como se confundía en el horizonte, el cielo
el mar y los deseos!!.
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