Para rescatar el valor de la tristeza y la melancolía, pondremos el
ejemplo del mundo del arte: ¿Dónde estaríamos si no hubiéramos
abrazado el lado sombrío de la vida como lo hizo Beethoven con su
Quinta Sinfonía?.
La mayoría de las creaciones, están construidas en torno al dolor, la
pérdida y la insatisfacción. ¿Será cierto que la felicidad no es divertida?.
Hay que distinguir la melancolía de la depresión, lo que separa a las
dos, es el grado de actividad.
Ambas, son formas de tristeza más o menos crónica, que conduce a
una incomodidad duradera.
Frente a ésta incomodidad, la depresión, causa apatía, un letargo que
se aproxima a la parálisis, e incapacidad para sentir gran cosa a propósito
de nada en un sentido u otro.
Por el contrario, la melancolía genera en relación con la ansiedad
una turbulencia en el corazón, que desemboca en un cuestionamiento
activo del presente, en deseo perpetuo por crear nuevas formas
de ser y de ver.
El problema, es que nuestra cultura tiende a confundir ambos sentimientos,
tratando la melancolía como si fuera un estado aberrante y una amenaza.
Cuando aceptamos que la tristeza forma parte necesaria de la existencia,
sentimos, que participamos en el fluir de la vida.
" La melancolía nos otorga el poder de experimentar la belleza".
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA