Hay que distinguir la melancolía, de lo que la sociedad llama depresión. Lo que separa a las dos, es el grado de actividad. Ambas son formas de tristeza más o menos crónica, que nos conduce, a una incomodidad duradera.
Frente a esta incomodidad, la depresión, causa apatía, incapacidad para sentir en un sentido u otro.
Por el contrario, la melancolía genera en relación con la misma ansiedad, un hondo sentimiento, turbulencia en el corazón, que desemboca en un cuestionamiento activo del presente, en un deseo perpetuo, por crear nuevas formas de ser y de ver.
"La melancolía nos otorga el poder de experimentar la belleza".
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