En ciertos momentos he llegado al convencimiento, que muchos de
nosotros formamos parte integrante del concierto de la vida. Que
somos igual que esos gorriones del alma que por diversas causas
han decidido volar con su danza peculiar en ese cielo que tenemos
por techo en los atardeceres primaverales. Creo que somos espuma
suavizando el olvido inmersos en el eco de la vida, con la sana
intención de recoger el amor que existe flotando en el aire.
¡Adoro la calma que intenta alimentar mis noches! Que maravilloso
sería convertirse en ese lucero que vigila a nuestra luna plateada
que emite un bello canto de diosa de los mares.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA