Aspiro el aroma de tu jardín con suma ilusión, mientras las hojas tiemblan, y se desprenden depositándose en mi corazón. Mis brazos permanecen abiertos, ábreme tu alma y cuéntame tus cosas. Quiero que sepas que suelo viajar con una sola maleta, y en su interior llevo una golondrina de arcilla blanca, y un rosal de sueños incumplidos en su inmensa mayoría. Contemplo como la blanca luna se sonrie mirando la mar en calma, pues ella ha decidido dormir sueños de plata. Duerme el pesacdor y el pez. Sabemos que hay amores que cuestan mucho poderlos olvidar, son los que proporcionan ternura, en cambio otros se esfuman con el paso del tiempo, en cambio tenemos otros que su llama permanece viva.
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