Necesito de tu presencia, y de tu alegre locura enamorada.
Necesito de ti, de tu clemencia, de la furia de tu mirada,
y de esa llama por la cual impones amor y penitencia...
Necesito tus riendas de cordura, por ello, a pesar de ser
consciente de tu orgullo, no deseo abandonar mi puesto
de amante...
No sabes cuanto y cuanto, necesito la miel de tu ternura,
tu voz, y esos sentimientos que no tienen fin aparente...
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