Con el paso del tiempo, nos damos cuenta que los recuerdos,
han dejado de lastimarnos.
Nuestra alma solía emitir lamentos, estando saturada de
tantos celos, infundados la mayoría, y algo cansada de tanta
angustia.
Por fín llega el esperado momento, de encontrar el sosiego
y la calma.
Al día de hoy, esos recuerdos apreciamos que se han
esfumado al igual que lo hace el humo de la hoguera. Esos
recuerdos se han perdido en el tiempo, culminado una etapa
que fue agradable para ambos.
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