Hoy me siento como noche fría, a pesar de que para ella fuí luvia de primavera, pero me olvidó sin más preámbulos. Yo
a siento como el mismo aire que repiro. ¡Qué pena que esté carente de alma! por ello no siente dolor alguno. Déjame olvidarte con el dolor atado a mi alma. Viviré con la esperanza
de que nuestro amigo inseparable el tiempo, logre curar mis heridas, en esas noches frías sin su presencia. Es posible que
algún día no muy lejano pueda decir que dejé de quererla, a pesar de que siga haciéndolo más allá de lo indecible.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA