Muchas personas viven inmersas en sus infelices circunstancias y,
sin embargo, no toman la iniciativa para cambiar su situación, por
estar condicionados a una vida de seguridad. La conformidad y la
conservación, surgen para proporcionar tranquilidad, pero en
relaidad no hay nada más perjudicial para el espíritu aventurero
que un futuro seguro. El núcleo básico del espíritu vivo del ser
humano, es su pasión por la aventura. La alegría de vivir proviene
de nuestros encuentros con nuevas experiencias, y por lo tanto
no hay mayor goce que tener un horizonte sin fin, que cada día
salga un sol nuevo y diferente. Una vez acostumbrado a esta
vida se ve todo su sentido y su increible belleza.
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