Reconozco, que me siento atraído por los campos fértiles,
el mar nuestro, y el cielo de tonalidad azul pastel.
Me encantan, los caminos poco transitados, viendo las
huellas dejadas en el mismo, con afán de reflejar una
presencia.
Me gusta, contemplar un amor verdadero, esperando
la presencia de la otra parte, a pesar de soportar las
inclemencias del tiempo propias del otoño.
Me encantan, los corazones confundidos, que no pierden
la esperanza de alcanzar el destino deseado...
Resulta reconfortador, contemplar como remontan el
vuelo esas gaviotas blancas y ceniza, en la bocana del
puerto, emitiendo sus peculiares graznidos al amparo
del cielo azul y nubes de plata.
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