Viajando inmersos en nuestros sueños, contemplamos
infinidad de situaciones, procurando no tropezar con
las rocas del dolor y la desventura.
Es placentero, contemplar la ribera de nuestro río
preferido, discurrir por su curso sinuoso, pero al mismo
tiempo sosegado.
A bordo de nuestros sueños, atravesamos el arco iris
de esas pasiones clandestinas...
Las noches, nos suelen pertenecer, por esa misma razón,
le pondremos música para sentirnos libres, y cabalgar
a lomos de nuestra estrella preferida, hasta alcanzar
aquel lugar preferido, sintiendo como el viento tenue
nos acaricia el semblante...
Nos sentimos complacidos, de navegar a bordo de
nuestros sueños, para seguir volando sin equipaje y
sin tiempo.
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