No hay herida que no sea sanable. Al final de la
vida, uno de cada dos adultos, habrá experimentado
un traumatismo, una violencia...
Pero aunque haya sido abandonado, martirizado, o
victima, el ser humano es capaz de tejer,desde los
primeros días de su vida, su resiliencia, que le ayudará
a superar los shocks inhumanos. Ella es el hecho de
obtener placer a pesar de todo.
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