Toda la energía que dedicamos a escucharnos,a
lamentar lo que tenemos y desear lo que no tenemos
puede emplearse para un nuevo fin.
En el caso de que decidamos dirigirla al bienestar de
los demás, se tratará sin duda de una inversión muy
rentable. Y ello por una razón muy simple, si atendemos
a esta ecuación: el grado de felicidad personal, depende
de nuestra autoestima, y ésta depende a su vez de lo
útiles o valiosos que seamos para los demás.
Alguien que genera antipatía o indiferencia en su entorno
no se sentirá satisfecho.
Todas las personas poseen el don de transformar su
existencia y la de los demás...
Para quien ha decidido tomar las riendas de su vida,
¡todo está por hacer!!
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