Este ancho mundo da para mucho según donde vivas. Tenemos desde unas madres que arriesgan su vida en una barca neumática para conseguir que los hijos que llevan en su vientre nazcan en Europa, lo que significará un seguro de vida para ellas mismas y para sus pequeños por el hecho de haber nacido aquí, hasta el espectáculo humillante de los pequeños que al parecer tienen derecho a todo porque han nacido aquí y porque sus familias son capaces de facilitarles el oro y el moro por su bella cara, de traerlos y llevarlos de acá para allá con todos los medios materiales a su alcance sin que nadie piense en ellos como personas, con unas necesidades y con unos derechos, completamente independientes del contexto en el que hayan nacido. Me da risa recordar que en un momento de mediados del siglo XX la comunidad internacional elaboró la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO para lograr el respeto debido para todos.
No voy a decir que cualquiera tiempo pasado fue mejor para los niños porque sería mentira. Los actuales medios de comunicación, son capaces de ponernos delante de los ojos el cadáver de un niño de tres años recién ahogado en una playa de Europa a la que llegó huyendo de la guerra de su país y buscando un mundo mejor. Hemos alcanzado un grado de descaro y de cinismo tal que cualquier referencia a la conciencia debida se convierte en un sarcasmo. Llegamos a conocer escándalos de organizaciones solidarias que trafican con los ingresos que consiguen de los ciudadanos y que terminan en los bolsillos de los dirigentes. Lo que han cambiado no son los hechos que se denuncian. Lo que ha cambiado es que en estos momentos podemos saberlo con pelos y señales, ponerles cara a los responsables y tenerlos delante de nosotros mientras terminamos el postre cualquier día.
Sé que son muchos millones los que viven sus vidas lo mejor que pueden, encaran el respeto a sus hijos o a todos los menores del mundo con el más alto grado de conciencia que sus entendederas les permiten y, dentro de sus posibilidades, son capaces de establecer una relación digna con sus pequeños, proporcionándoles una vida aceptable cada día porque a pesar de tantos motivos de escándalo no debemos olvidar que nunca como en estos tiempos hemos dispuesto de tanto saber y de tantos medios para dignificar la vida en general y la de los pequeños en particular. Se hace difícil meter todos los elementos de análisis en un recipiente, batirlos con fuerza y, una vez convenientemente mezclados, sacarlos a la luz y hacerlos valer cada día en cualquier lugar del mundo. Hoy es posible lo que digo porque tenemos los medios para ello. Otra cosa es la digestión que seamos capaces de hacer con tanta mezcla en tan poco tiempo.
No tenemos problema de falta de cosas. Tenemos alimentación, ropa y juguetes para todos como nunca. Somos capaces de hacernos presentes en cualquier lugar en un momento determinado, pero nunca como hoy queda de manifiesto que el problema de la injusticia es de reparto, de lo que vale una vida en Europa o más allá del Estrecho de Gibraltar. De lo que vale un juguete en Europa o en cualquier lugar de conflicto de los muchos que están activos por el mundo. De la indiferencia que el embotamiento informativo ha producido en nosotros que somos capaces de estar tumbados en cualquiera de nuestras playas y ver cómo llega una patera con personas exhaustas que se juegan la vida por sobrevivir sin inmutarnos. El futuro nos pasará factura de tanta cobardía y los niños que pasean con sus madres en esos carromatos miserables por nuestras calles abriendo y cerrando cubos de la basura con cuyos productos malviven, nos mirarán de frente y nos dirán que también son personas y que a ellos no les está alcanzando el respeto universal.
Comentario
Hrermosa reflexiò, una realidad que vivimos en el mundo,felicidades un fraterno abrazo.
Bienvenido a
SECRETOS DEL ALMA
No hay ningún cumpleaños hoy
© 2024 Creada por Alida I. Gómez. Con tecnología de
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA