Que triste resulta comprobar, como en ciertas ocasiones
el amor, va perdiendo la razón de ser... Igual sucede
con la intensa lluvia, pues mediante ella, termina
convirtiendo en ceniza lo que fue antes viva hoguera.
Sabemos que los pétalos de la flor tienen una corta
existencia, su belleza se pierde, pero su aroma perdura.
Que difícil resulta, tener las manos vacías y huecas de
caricias, y al propio tiempo, mantener extraviados
los sueños, las quimeras y ese amor que ya no espera.
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