La verdadera ciencia de la vida, está en reconocer y aprovechar al máximo el día de hoy, olvidando en cierto modo el pasado, y dejando
en paz el futuro, somos muchos los que sabemos que suele ser algo incierto. La vida en realidad, consta tan solo de un día, y cada noche
cuando nos entregamos al sueño reparador, por unas horas, morimos para más tarde resucitar al despertar. Si podemos sacar del pasado
una buena lección hay que hacerlo, de lo contrario será mejor dejarlo tranquilo. De lo que somos dueños, es del día de hoy, por
ese motivo, hay que vivirlo como si fuera el último, ya que un día es una vida en miniatura.
Si de las semillas sembradas en tierra negra, pueden germinar nuevas rosas, ¿ qué no puede hacer el corazón en su caminar hacia las estrellas?
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