La técinica del silencio, es flor de hierbabuena que yo solía oler,
y tu ignorabas.¿Por qué no tenemos el corazón hecho de materia
inerte? De ser así, podríamos disponer del mismo sosiego, del que
gozan los longevos jardines de los afamados mandarines...
Cuando entramos en el país del sueño, y miramos la cintura de
la noche nos sentimos rejuvenecer.
¿Solemos tener cierto temor a los fantasmas que pueblan las noches cerradas?
Debéis saber, que mis prosas, suelen declinar cuando está bien entrada la noche, pero en ciertas ocasiones, alientan el deseo de animarse, una vez han superado los momentos de
fatiga propios del trajín diario.
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