Hay que analizar las diferentes clases de abonos que solemos utilizar, para cultivar nuestra vida, así como los errores que cometemos cotidiánamente. Existen dos maneras de trabajar nuestra vida: dedicarse a buscar la causa de los problemas que solemos sufrir o padecer, o bien centrarnos en descubrir las soluciones. Es decir, podemos ser jardineros expertos rodeados de malas hierbas, o por el contrario decubrir las flores más elegantes y seductoras. Cuando haya diversas soluciones, debemos escoger siempre la más simple. Esta máxima añade dos reglas: No hacer cambios en todo aquello que está funcionando bien. Cuando veamos que algo está funcionando, debemos increnentar nuestra actividad en ello. Las emociones que cultivamos, se convierten en pensamientos, y estos al propio tiempo, se transfprman en buenas acciones.
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