Somos muchos, más que más, los que pensamos que tenemos
la obligación, de decir a la otra persona -cuando se han truncado
los sueños que se tenían-, que dicha actuación, se ha convertido,
en mero sufrimiento.
Actuando de ese modo, se logra edificar un muro de gran solidez
entre las personas.
Sabemos, que alguna vez, se puede obrar a la ligera, sin pensar en
las consecuencias que acarrea una inadecuada decisión. Pero una
vez consumado el hecho, lo único que cabe es afontarlo con dignidad.
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