Si pretendemos llevar una vida más aceptable, debemos divorciarnos
de la tristeza,de la envidia, el egoísmo, los rencores, las malas caras, y
dejar a un lado, el pensar mal de los semejantes..
Es conveniente también, divorciarse de la soledad, de la ignorancia
espiritual, de la hipocresía y la falta de sensibilidad..
De la arrogancia y de todo aquello negativo
que pueda privarnos de ser felices y honestos.
Este divorcio tan especial, nos sirve, para aceptarnos,
como somos realmente, con nuestro físico y manera de ser..
¡Es mejor aprender del pasado, que quejarse de lo sucedido!!
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