Mi viaje a la felicidad,experimentó un avance notable,
el día que dejé de preocuparme por mis problemas,
para prestar atención a los de los demás. Como el
meditador que siente un gran alivio, cuando se vacía
de si mismo, al renunciar a las propias exigencias y
anhelos, uno se encuentra de repente, con una fuerza
valiosa y creativa a su disposición. Toda la energía que
dedicamos a escucharnos, a lamentar lo que tenemos
y desear lo que no tenemos, puede emplearse para un
nuevo fin.En el caso de que decidamos el bienestar de
los demás, se tratará sin duda de una inversión muy
rentable. Y ello, por una razón muy simple,atendiendo
a ésta ecuación:El grado de felicidad personal, depende
de nuestra autoestima, y ésta depende a su vez de
lo útiles y valiosos que seamos para los demás. Todas
las personas, poseen el don de transformar su existencia
y la de los demás. Esto es algo a tener muy en cuenta,
cuando nos sintamos abrumados por los problemas, o
bien nuestras expectativas se hayan visto defraudadas,
para quien ha decidido tomar las riendas de su vida,
todo está por hacer.
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