Cuando contemplamos una flor que empieza a marchitarse,
o el frágil gorrión que bebe de un charco, a menudo nos
embarga una misma melancolía, pues esas escenas de lo
efímero, reflejan nuestra existencia y nuestro destino como
seres humanos.
"En ocasiones nos sentimos tristes por no poder retener
ciertos momentos".
Sólo lo que vamos a perder adquiere valor.Esta enseñanza
es, por lo tanto, una invitación a experimentar con intensidad
el Aquí y Ahora, pues cualquier momento vivido puede ser
el último de nuestra vida.
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