Es sin duda alguna, la frustración la que crea de forma directa o indirecta a los enemigos. Cunado nos sentimos inclinados al odio y la rabia, proyectamos a nuestro alrededor, un campo de paranoia, en el que todos pueden resultar rivales potenciales. Sentimos deseos de eliminarlos y darnos por sentado, que ellos sienten lo mismo hacia nosotros. En cambio cuando nos mantenemos tranquilos, no solemos proyectar enemistad, hacia los demás, los podemos observar con mayor objetividad y, en el supuesto caso de que puedan surgir problemas reales, actuar con cierta diligencia con el fin de resolverlos. Eso debemos asumirlo sin cortapisa alguna, si queremos que todo marche del mejor modo posible.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA