Antes de querer arreglar el mundo, procura dar tres vueltas por tu casa. La frase se puede aplicar a esa legión de pedagogos, psicólogos, gurús, maestros idealistas, artistas, antropólogos, terapeutas, pensadores, y sobre todo políticos que se sienten impedidos por arreglar el mundo, empezando por arreglar a los demás. Mejor sería que en primer lugar, revisaran sus asuntos personales, sus familiares, sus relaciones amistosas, su vida en general, y si todo está en perfecto orden, entonces pueden pensar en espacios mayores. La mejor manera de ayudar al mundo, es empezar por tratar de ser uno mismo sin ocultaciones de ninguna índole. Alguien sano, ecuánime, sincero, agradable, valiente y feliz. Si se consigue en una proporción razonable, lo que pasa es que ya no se tienen ganas de resolver asuntos tan grandes, como arreglar las siguientes generaciones.
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