Debermos entender, que la belleza no está sólo en el físico, también radica en el interior, siendo mayor con el paso de los años.Con la madurez, adquiere mayor relevancia. Ella sabe muy bien lo que desea, con la experiencia se torna exigente, pero más compensiva. No desea un amor que la agobie ni aprisione, lo quere controlado y dosificado.La mujer desea un hombre que la compenda, la sepa amar respetar y conquistar. Quiere compañía,ternura y armonía, pero sin renunciar a su espacio personal. El amor nace y vive de la inteligencia, declinando con el olvido. Las espinas al rosal, le sirven para evitar en la medida que corresponda la agresión de cualquier intruso con malas intenciones.
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