Sobre mi rostro cansado, caen gotas de lluvia, ellas se muestran desnudas puras y humedecen el alma. Al caer de forma incesante suele mojar el amor, pero el fuego de algunos besos se mantienen inalterables. Apareciste usando un atajo, desnudaste tu alma con lentitud, compartimos nuestra unión con pasión y entrega sin recato alguno y mucha dulzura. Al despertar pude comprobar que habías inundado mi cuerpo. Soy consciente que al partir, dejaste olvidado un suspiro, siendo un signo total de identidad que me confirmó tu fugaz visita. Mientras espero tu regreso, dormiré al amparo de la luna, para despertar nuevamente con el anhelado sol del amanecer.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA