Herir y dañar nuestra vida con lágrimas de la desesperación, vestir traje llamativo de este siglo mezquino, y dejar que las manos más viles, nos hurten nuestro tesoro, aprisionando nuestra alma, en las redes de una cabellera de mujer, y no ser más que un mercenario de la fortuna, os prometo que no es una situación de nuestro gusto o preferencia. Todo lo dicho significa menos , que la ligera espuma que juguetea en la cima de las olas, menos que la cresta del cardo desprendida de su tallo. Más vale mantenerse alejado de los deseos necios, que intentan burlarse de nuestra vida sin apenas conocernos.Es preferible un techo humilde levantado para cobijar un alma buena, que otro construido para soportar el mal proceder, y la maldad infinita.
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