Debemos sentirnos afortunados al tener la dicha de poder disfrutar contemplando los amaneceres, la caída de la tarde, y también la noche cerrada. Contemplar el sol radiante es una pura maravilla, el nos proporciona luz y el calor necesario. Resulta muy agradable contemplar esos atardeceres otoñales con su magnífico cromatismo.. Las nubes después de haber realizado la labor que tienen recomendada, al llagar la noche se retiran a su habitual descanso esperando que despunte el nuevo amanecer. Al sentirnos espectadores de tanta maravilla nos consideramos parte de nuestro planeta tierra.
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