Os diré que la técnica del silencio es triste flor de hierbabuena que yo solía oler, y en cambio otras personas ignoraban. ¿Por qué no tendremos el corazón de materia inerte?. Si así fuera podríamos disponer del mismo sosiego del que gozan los longevos jardines, de los afamados mandarines. Cuando entramos en el país del sueño y miramos la cintura de la noche, entiendo que nos sentimos rejuvenecer. Os quiero decir que mis prosas declinan cuando está bien entrada la noche, pero en otras ocasiones están deseosas de poderse animar al llegar de nuevo la mañana.
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