Entiendo, que muchos de nosotros, formamos parte integrante del concierto que emite la vida como tal.
Que somos igual, que esos gorriones del alma que por diversas causas, han decidido volar con su danza peculiar,, por ese cielo azul que tenemos por techo, y de forma especial, en los atardeceres primaverales...
Creo que somos espuma suavizando el olvido, inmersos en el eco de la vida, con la sana intención, de recoger el amor que existe flotando en el aire.
¡Adoro la calma que intenta alimentar las noches cerradas!!.
Que maravilloso sería, poder convertirse en ese lucero, que vigila nuestra brillante y plateada luna ,emitiendo un bello canto de diosa de los mares...
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