Actualmente, al estar dando los últimos coletazos la estación invernal, ya son muy pocas la gaviotas que están contemplando la marea cuando se torna suave a la entrada de la bocana del puerto.
Es posible, que también perdamos parte de nuestros sueños y esperanzas...
Si esto sucede, no debemos esperar, que el rumor de la nada, lama nuestros gemidos.
Nuestra obligación, debería ser, la de recuperar aquellos recuerdos que jamás quisieron ausentarse...
¡Nuestras penas, son plumas que caen solas del cielo!!
¿Qué noche hemos decidido surcar estando apagados y sin apenas brillo en el semblante, con la sana intención de evitar que nos niegue el amor nuestras manos ahora vacías?...
Nuestra piel, es igual que el agua sin olas, no debemos esperar los vientos nuevos, para salir de nuestra soledad indeseada.
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