La felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la
buena o mala suerte o del azar. No es algo que se pueda
comprar con dinero o con poder. No parece depender de
los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los
interpretamos. De hecho, la felicidad es una condición vital
que cada persona debe preparar, cultivar y defender de
forma individual. Las personas que saben controlar su
experiencia interna, son capaces de determinar la calidad
de sus vidas, eso es lo más cerca que podemos estar de
ser felices.
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