Hay madrugadas, que trepan por las ventanas de los
ojos, para descansar en el fondo de nuestras retinas,
cuando esto ocurre, se nos nubla hasta el entendimiento.
Hay unas, que con cierto ahínco, se proponen, no
dejarnos descansar, pues suelen crear cierto desasosiego.
Tenemos otras, que persiguen lograr estar a cobijo
del intenso frío de la madrugada, mientras decide
despertar en nuevo día
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