Os quiero decir, que solo en muy raras ocasiones unas manos tan
cándidas, han llegado a pintar acuarelas tan expresivas y estructuradas,
con el empleo de un único pincel.
Jamás el olor se había disfrazado de duende de la noche cerrada, con
la finalidad de ver cumplidos sus anhelados deseos.
Nunca se fugaron los besos del amancer, llevándose el aroma de una
rosa temprana de pitiminí...
Al día de hoy, sigue lloviendo de forma incesante como corresponde
a la estación primaveral, por ello he decidido guarecerme a la espera
de que cese e integrarme a mis obligaciones cotidianas.
Os digo que mis ojos no desean derramar una sola lágrima, a pesar
de estar siempre dispuestos a ello cuando los visita su amiga
inseparable la tristeza.
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